
Estamos en medio de una pandemia, una pandemia silenciosa, una que está destruyendo tu mente y tu vida lenta, pero continuamente. Estamos hablando de una pandemia de déficit de atención.
Estamos perdiendo nuestra capacidad de concentración. Estamos perdiendo el control sobre nuestra mente.
La gente es cada vez más dependiente de estímulos externos constantes. El placer inmediato es su nueva droga. Internet, videojuegos, redes sociales, sitios con contenido para adultos, son sus proveedores.
Se ha librado una batalla feroz por aprovecharse de ese pequeño impulso primitivo que nuestro cerebro quiere satisfacer, una batalla que muchos ni siquiera saben que está ocurriendo, una batalla que la gran mayoría de hombres está perdiendo.
El placer inmediato te está ganando la batalla
El placer inmediato, por definición, es algo que se siente bien en el momento. En el largo plazo, provoca depresión y ansiedad.
Varios estudios mencionan que los niveles de depresión han ido aumentándose en los últimos años. Las enfermedades mentales se han convertido ya en un tema común.
Y es posible que tú has pasado o conoces a alguien que ha pasado por un episodio de depresión o ansiedad. Y a medida que el mundo virtual y sus facilidades sigan creciendo, estos números no van a disminuir.
Estamos optando por soluciones falsas que aparentan maestría para satisfacer nuestras necesidades sociales.
Y esta falsedad empuja a que muchos hombres ni siquiera se esfuercen para mejorarse a sí mismo, para comprenderse mejor y hacer cosas fuera de su zona de comodidad.
Tenemos todo al alcance de la mano
Si queremos comprar algo, basta con un clic a través de nuestros teléfonos para conseguirlo, muchas veces incluso sin tener el dinero para comprarlo.
Si tenemos una duda, Google la resuelve.
Si queremos saber de alguien le mandamos un mensaje y esperamos ansiosamente a que nos contesten.
Si necesitamos sentirnos queridos o valorados, subir una foto y recibir likes o comentarios nos sube el ánimo.
Nos hemos transformado poco a poco en seres humanos con una gran dificultad para esperar, detenernos y confiar en la vida o lo que viene.
Queremos que todo pase aquí y ahora tal como lo planeamos, controlando todas las aristas posibles para que pase rápidamente.
Lo deseamos todo AHORA mismo.
El placer inmediato te está robando la vida
Un hombre joven tiene deseos y necesidades sociales completamente saludables y naturales. Ser incluido y aceptado en un grupo de amigos, destacar entre ellos, conseguir novia y experimentar amor.
Pero el mundo moderno no le ofrece soluciones, lo lleva sutilmente a trampas, una versión falsa de lo que en verdad él necesita.
¿Quiere amor e intimidad?
Se le ofrece pornografía.
¿Quiere sentir que está conectado con las personas?
Se le ofrece redes sociales y apps de mensajería.
¿Quiere sentir la satisfacción de progreso?
Se le ofrece videojuegos.
Vivimos en un mundo que te empuja a la gratificación instantánea.
Compra, consume, tira.
Compra, consume, tira.
Compra, consume, tira.
Y jamás detengas el ciclo. Y no logramos entender las trampas en las que hemos caído:
- La pornografía es dependencia disfrazada de sexo.
- Las drogas son adicción disfrazada de diversión y felicidad.
- Las redes sociales son distracción disfrazada de conocimiento.
- La comida procesada es obesidad disfrazada de nutrición.
Y muchos no nos hemos dado cuenta. Lo consideramos normal. Incluso algunos están contentos que así sea.
Todas nuestras necesidades supuestamente están cubiertas, pero ¿a qué costo?
Somos adictos al placer inmediato
Todas estas conductas a las que nos hemos acostumbrado nos llevan a sentir una gratificación instantánea que nos dan la falsa sensación de felicidad.
Y es que, a nivel cerebral, como explica Marian Rojas Estapé autora del libro Cómo Hacer Que Te Pasen Cosas Buenas, todo aquello que es gratificado instantáneamente hace que en nuestro cerebro nos entregue “chispazos de dopamina”, una de las sustancias que en nuestro cerebro maneja la sensación de placer.
El problema ocurre cuando disminuye esa sensación de placer porque ya obtuvimos esos comentarios en redes sociales, porque ya llegaron esos tenis que queríamos o porque ya superamos ese nivel en el videojuego.
Ahí es donde nos volvemos a sentir vacíos, solos, desprovisto, aburridos.
Nuestro cerebro comienza a necesitar más dopamina y va a la conquista de la siguiente idea, meta, compra, comentario o droga que pueda volver a producir esa sensación placentera.
Y lo peor, es que nuestro cerebro cada vez necesita de más cantidad para volver a sentirlo. Poco a poco nos hacemos adictos al placer pensando que en ahí está la felicidad.
La incapacidad para satisfacer nuestros deseos
No nos esforzamos por satisfacer nuestros deseos y necesidades, eso está contribuyendo a que seamos una sociedad más débil y quejumbrosa.
No por nada se nos ha descrito como una cultura “hedonista”, donde el objetivo principal de la vida se ha transformado en la búsqueda inalcanzable del placer, estableciendo la satisfacción instantánea de nuestros deseos como el fin superior en la vida.
Y de pronto nos encontramos con una versión frágil de nosotros mismos, esperando nuestra siguiente dosis de dopamina para ya no sentirnos tan miserables.
La realidad es que cuando ya no sentimos esa gratificación instantánea, nos damos cuenta de que todo eso que, adquirimos, ganamos o nos dijeron, no es más que una simple sensación, porque para ser felices necesitamos mucho más que eso.
Es esencial no entregarnos a los placeres inmediatos a costa del largo plazo, sacrificando objetivos, relaciones reales y profundas, la sensación de satisfacción y logro, solo para sentir una pequeña dosis de placer inmediato.
No sigas entrenando tu cerebro para que sea débil y propenso a tomar decisiones impulsivas. Cuando recibimos instantáneamente todo lo que queremos, nuestros cerebros dejan de saber esperar por lo que quieren.
Siempre estás eligiendo
La vida que quieres para ti y cualquier otro objetivo que te propongas requiere de tiempo, dedicación y constancia.
Cuando eliges hacer algo, también eliges dejar de hacer lo contrario.
Si decides mejorar tu cuerpo, salud y tonificar tus músculos, también decides dejar los malos hábitos alimenticios y sedentarismo.
Cuando decides mejorar tu estado financiero, también decides dejar atrás los gastos innecesarios y derrochadores.
En el momento en el que decides ser un hombre mejor, también decides dejar atrás la comodidad, la inmadurez y las quejas.
Se ha descubierto que las personas más felices son aquellas que encuentran su bienestar en dos áreas: el trabajo y el amor.
¿Dónde está lo paradójico?
Es que en ninguna de ellas existe el placer o la gratificación inmediata, ya que ambas requieren de trabajo, paciencia y saber lidiar con lo dulce y con lo amargo de la situación para que se sostengan en el tiempo.
La vida requiere de una tremenda voluntad para que tenga sentido, para que nos haga sentirnos plenos y para que nos pasen cosas buenas.
Porque es sólo a través de esa voluntad y esa capacidad de poner el placer instantáneo en pausa por un bien mayor, lo que nos llevará a descubrir qué necesitamos hacer para sentirnos verdaderamente realizados.